In memoriam: Dr. Jaime Röessler

El Departamento de Física de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile lamenta profundamente la partida de Jaime Röessler, profesor e investigador de este departamento durante 50 años , donde formó a centenares de físicos/as y científicos/as en áreas como la física cuántica, física de la materia condensada teórica, magnetismo y electrones correlacionados, sus principales líneas de investigación.
 
Licenciado en Ciencias con mención en Física de la Universidad de Chile (1971), Jaime Röessler -experto en mecánica cuántica y teoría del Caos-es considerado uno de los físicos más brillantes del país y la región. Dueño de una integridad, sencillez y generosidad reconocida por todos (as) quienes le conocieron, deja un legado científico y humano invaluable.
 

A través de esta página, que recoge testimonios e imágenes facilitadas por quienes tuvieron el privilegio de conocerlo, le rendimos homenaje a su vida como científico, profesor, compañero de labores y amigo.

Testimonios:

"Conocí a Jaime a comienzos de 1968, en su calidad de alumno de nuestro departamento. En esos tiempos se exigía una tesis para el grado de Licenciatura. Yo había leído un trabajo al que le encontré fallas que no lograba dilucidar, las que Jaime resolvió a la brevedad. Se graduó y el “paper” fue rápidamente publicado en el American Journal of Physics. Normalmente uno va perdiendo contacto con sus ex-alumnos; no fue el caso con Jaime. Desde entonces, 55 años atrás, siempre estuvimos en contacto, como amigos y colegas. Ello llevó a la publicación de alrededor de 25 trabajos en colaboración, aunque de hecho la colaboración más bien consistía en que Jaime tomaba el control, fijaba las iniciativas y los tiempos, puliendo y ampliando cada detalle. El último correo que recibí de él fue el 29 de noviembre a las 11:30 PM, en que me daba instrucciones sobre tres manuscritos en desarrollo. Tal vez no debiera contarlo, y espero que Jaime me lo perdone, pero entre otras cosas me decía: ´Bien, al no tener mucho tiempo útil por delante (tal vez uno o dos meses, según el Dr. Bruno Nervi, que me dio 3 o 4 meses en total) debo ser muy económico en el uso de ese tiempo, mientras mantenga un mínimo de energías y coherencia mental´. Ello es apenas una muestra de la resignación y entereza con que enfrentó su larga enfermedad. Su partida significa una pérdida mayúscula para mí y para tantos otros que profitamos de sus conocimientos, sabiduría y amistad. Tengo una deuda enorme contigo; estarás siempre presente en mi vida”.

*Testimonio entregado a Comunicaciones DFC-UChile

"Reciba la Familia de Jaime Arturo Roessler Bonzi y sus amistades, las condolencias del personal y autoridades de nuestra Facultad y Universidad, así como de diferentes personalidades y colegas que me han hecho llegar su pesar por la partida de Jaime.

Tuve la suerte de conocer a Jaime y compartir muchos momentos de su vida académica, encontrando en él a un ser excepcional, un verdadero maestro de la física, pero también de la vida y de la tolerancia indispensable para conducirnos en la vida universitaria.

Su sencillez, humildad y su sentido de la oportunidad para hacerse notar con la sutileza debida, fueron rasgos profundos y propios de su carácter y personalidad, aun siendo una de las mentes más brillantes que han pasado por nuestra querida Facultad, condición que nunca usó a su favor y que, por el contrario, siempre estuvo al servicio de quién lo requiriera.

Ingresa a estudiar Física en el año 1963 en el Instituto de Ciencias de la Universidad de Chile, el que más tarde, en 1965, se transformaría en la primera Facultad de Ciencias del país.  Tras la obtención de su Grado de Licenciado en Ciencias con mención en Física en el esquema antiguo, ingresa a la Universidad como Académico Investigador en la Facultad de Física y Matemáticas en el año 1968, para más tarde, en el año 1971 trasladarse como Ayudante de Investigación al Departamento de Física de la Facultad de Ciencias, lugar en el que permanecería a lo largo de toda su vida académica, hasta acogerse al Programa de Retiro Voluntario el 15 de abril del presente año, ya afectado de una prolongada enfermedad que lo acompañó en sus últimos años de vida.

En el Departamento de Física de nuestra Facultad hizo una carrera académica extraordinaria llegando en menos de una década a ser Profesor Titular de jornada completa en el año 1979.

Sin duda que durante todos los años que permaneció en nuestra Facultad, ocupando cargos de exclusiva confianza institucional a su destacado rol de académico y colega, particularmente en su Departamento como a nivel de la Facultad, en comisiones tan fundamentales como de Evaluación Jerárquica o Calificaciones de sus pares, es importante señalar que en los difíciles momentos que vivió nuestra Facultad después del golpe militar con la ausencia de muchos relevantes académicos de su Departamento, él permaneció siendo uno de los pilares fundamentales para mantener la formación de muchos licenciados en Física asumiendo diversos roles docentes multiplicando su capacidad para atender las deficiencias de expertos de ese período.

Es que Jaime era un erudito y conocedor de todas las disciplinas de la Física, permaneciendo por más de 18 horas diarias en su Facultad era conocedor de cada cosa que ocurría en derredor.  Solía trabajar hasta altas horas de la madrugada y siempre estaba atento a todo lo que ocurría en su rededor, estando siempre atento a comunicar a las autoridades cualquier evento que considerara de utilidad para la buena marcha de la Facultad.

Lo conocí como colega y en más de una ocasión me invitó a conversar sobre temas de investigación en donde, tras los análisis que fluían de nuestras conversaciones, levantaba modelos que los transformaba en complejas ecuaciones matemáticas y que me hacían aterrizar al rol de un simple estudiante, tratando de seguirlo en lo que tan fantásticamente traslucía desde sus ecuaciones.  Y es que su capacidad de abstracción matemática era extraordinaria.  También lo invité a participar en un curso de Evolución Cósmica junto a otros colegas interesados en estos temas del universo y finalmente nos transformábamos en sus alumnos ante su nivel de erudición en el campo de la Física y Química del cosmos.

Así era Jaime, una persona que vibraba con la ciencia y en donde su racionalidad y dedicación a la lectura le permitía siempre estar en la avanzada de las reflexiones más de frontera de la ciencia del universo.

Sin embargo, no todo era ciencia en su vida cotidiana, sino que también una persona que prodigaba amor ante todos los que necesitaban de algún apoyo que estuviese a su alcance y su generosidad no tenía límites para dar todo lo que estaba a su alcance, incluso en lo más cotidiano del día al día, ante una solicitud de algún miembro del personal o algún estudiante que así lo requiriera.

Fue un privilegio conocerlo y compartir con él parte de la aventura de trabajar en este ámbito científico".

 

*Discurso emitido durante su funeral. Fuente: Comunicaciones Facultad de Ciencias

"Jaime Röessler fue mi profesor durante mi Licenciatura en Física en el Departamento de Física de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile. Casi todos en el Departamento, excepto el doctor Kiwi, tuvimos la oportunidad de tenerlo como profesor. En mi caso, él fue mi profesor de Mecánica Cuántica II, y su sello distintivo era que siempre se esforzaba para que comprendiéramos la profundidad de lo que estábamos estudiando. No le importaba tanto la resolución de las ecuaciones como que tuviéramos una intuición física. Quería que entendiéramos hacia dónde se dirigían las soluciones de lo que estábamos resolviendo y comprendiéramos el proceso físico que había detrás. ¡Era fascinante! Recuerdo que en sus clases usaba transparencias en esas máquinas proyectoras y, a veces, sobreponía una sobre otra para explicarnos algo, y aunque como estudiantes nos resultaba difícil entender, él veía la física detrás y trataba de transmitírnosla. Luego, tuve la oportunidad de ser su ayudante en Mecánica Cuántica II, y algo que siempre disfrutaba -y que le leído que también hacía con otros colegas- era cuando me dejaba apuntes para la ayudantía con la nota "Para Denisse". Los deslizaba bajo la puerta de la sala donde ya estaba realizando mi doctorado. Jaime era muy humano; costaba a veces hablar con él, pero cuando lo hacíamos, nuestras conversaciones sobre física se extendían por horas. Recuerdo una anécdota divertida: una vez fui a su oficina para preparar la ayudantía y al intentar sentarme en una silla, rápidamente me dijo: "No, no, no te sientes ahí, esa silla tiene una pata mala y puede caerse". Agregó con humor: "Esa silla es para los enemigos". Como colegas, Jaime siempre venía a mi oficina para charlar. Intentamos colaborar en un modelo para predecir terremotos, junto con Víctor Muñoz. Sin embargo, Jaime era extremadamente perfeccionista y cuando queríamos escribir los resultados de lo que habíamos investigado, él argumentaba que el modelo aún no estaba listo. Siempre me enviaba correos cuando ocurrían grandes eventos sísmicos, ya que tenía una intuición sobre cómo se acoplaban estos eventos a través de las placas tectónicas, y constantemente me compartía sus observaciones sobre posibles correlaciones. En los últimos años, desarrolló un gran interés en dejar un legado en la enseñanza, especialmente en la pedagogía de las matemáticas y la física. Creó una serie de experimentos y adquirió materiales para realizarlos con estudiantes de educación básica y media. Incluso me enviaba correos con apuntes, pidiéndome que mis hijos los revisaran para ver si los entendían. Jaime siempre tuvo ese interés y fue una persona sumamente generosa con su tiempo, conocimientos y con lo que entendía. Su pérdida es enorme, tanto como persona, como colega y como compañero que contribuía a crear un buen ambiente laboral y que siempre estaba preocupándose de que estuviéramos bien".

*Testimonio entregado a Comunicaciones DFC-UChile

"Jaime Rössler fue uno de los profesores más influyentes, queridos y respetados en nuestro Departamento de Física. En los primeros años de la Licenciatura, uno no tenía mucho contacto con él. Jaime, por lo que entendíamos, era mejor para los cursos superiores. Y cuando tuvimos clases con él, entendimos. Sus clases eran un flujo incesante de conocimientos y ecuaciones, llenando pizarra tras pizarra, mientras uno trataba, apenas, de darle sentido a lo que pasaba frente a nosotros. Largas clases, completos apuntes escritos de puño y letra que, según nos decían otros estudiantes, rehacía año a año, con una dedicación sin pausa. No había tiempo para perder la concentración en su curso. No he visto a nadie vivir la Física con su pasión, no he visto a nadie desplegando sus conocimientos e intuiciones en todo lugar y momento, sobre los más diversos tópicos: fenómenos cuánticos, evolución estelar, caos, súperconductividad, física de partículas… no recuerdo temas sobre los cuales no haya tenido algo que decir, normalmente correcto. Parecía haber pensado sobre todo, muchas veces. Era difícil seguir el ritmo a sus pensamientos. Durante su curso, invertí muchas horas en entender sus clases. Sí, era agotador. Pero superamos el desafío, y me alegra haber compartido con él, eventualmente, como colega. Porque más allá de esa primera impresión, había una persona que no sólo sabía muchísimo más, sino que era extremadamente generoso con sus conocimientos. Dispuesto a discutir sobre cualquier tema que le interesara, sólo para aportar al problema que estábamos trabajando, sin buscar reconocimiento. Y cuando nuestro Departamento comenzó a participar de la formación de profesores, otro de sus temas recurrentes era pensar experimentos demostrativos que sirvieran para entusiasmar ya sea a profesores o a estudiantes de nivel escolar. Jaime Rössler fue un inspirador para muchos. Para mí, definitivamente. Imposible tener su claridad mental, intuición física y su conocimiento técnico, pero inspiraba una dirección, un norte. Imposible tener su capacidad para seguir cualquier discusión científica, y hacer preguntas en cualquier charla. Pero inspiraba un propósito. El de escuchar nuevas ideas con atención, hacerse preguntas, elaborar nuevas reflexiones, más allá del área en la que se supone que uno “trabaja”. Espero que ahora, que ya no nos encontraremos con él en los pasillos o en los seminarios, seamos dignos sucesores de ese legado. Con certeza, varios lo intentaremos".

*Testimonio entregado a Comunicaciones DFC-UChile

"A mediados de los noventa, cuando acababa de llegar al Departamento, estaba de moda la condensación de Bose-Einstein. Yo había escrito algo sobre los efectos de las paredes de un container sobre la termodinámica del gas encerrado. Con Jaime hablamos de la posibilidad de examinar la condensación de B-E en un cubo, donde una de la paredes podía variarse a voluntad de modo de pasar de 3D a 2D. Fue un trabajo bastante bonito, y ya me disponía a enviarlo al Physical Review, cuando Jaime me atajó y me dijo que quería enviarlo a la Revista Mexicana de Física. Me explicó que el Phys. Rev. nos iba a tramitar en exceso por ser un tema de moda, y nosotros latinos, que no quería gastar sus energías peleando con los réferi, mientras que la RMF se beneficiaria de nuestro paper, que era bueno ayudar a la RMF como la revista latina que era, etc. Ya se imaginarán cuál criterio se impuso. Jaime tenia esa manera no-confrontacional, pero obstinada de salirse con la suya. Generaba permanentemente ideas novedosas, pero tenía visiones sobre la publicación diferentes a las prácticas de hoy. Muchas de esas ideas quedaron en papeles dentro de su oficina, apuntes de clases, conversaciones en los pasillos. Nuestro paper fue publicado en la RMF, pudo haber sido más visible, paro valoro esa colaboración que Jaime estuvo siempre dispuesto a entregar a sus colegas".

*Testimonio entregado a Comunicaciones DFC-UChile

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